El turismo es una de las principales industrias económicas en el mundo que está impulsada por motivaciones vinculadas al placer, los negocios o estudios de sus consumidores, pero que genera impactos importantes sobre los ecosistemas, la cultura y la estructura social de la comunidad receptiva. Esto genera incongruencias en su relación con el bienestar humano, las cuales pueden ser solventadas a través del desarrollo de prácticas cada vez más responsables. 

Una relación con dos caras

Basándonos en la pirámide de la jerarquías de las necesidades propuesta por Maslow, podemos decir que el turismo brinda a las personas la oportunidad de realizar actividades que contribuyan a satisfacer sus necesidades de relación, desarrollo personal y autorrealización. En contraposición, el impacto negativo de estas actividades sobre los recursos naturales, paisajísticos, culturales y sociales afecta en corto plazo el ambiente para la convivencia de la comunidad local y a mediano/largo plazo a la biodiversidad del planeta; disminuyendo así, la posibilidad de satisfacer necesidades más básicas como las fisiológicas y las de seguridad y protección de los individuos. 

Por consiguiente, se hace indispensable promover prácticas de turismo cada vez más responsables que involucren tanto a las comunidades receptivas como a los prestadores de servicios turísticos y turistas.

Nuevas tendencias

Ante esta realidad, ha aparecido un nuevo segmento de turistas que buscan un mejor entendimiento de las culturas y ecosistemas, mientras visitan destinos o realizan actividades poco convencionales, para crear experiencias de viajes que trasciendan. Adicionalmente, ha surgido una nueva clase de prestadores de servicios interesados en conservar las manifestaciones culturales de las comunidades receptivas y la biodiversidad de las áreas naturales donde se desarrollan sus prácticas.

En otras palabras, las tendencias mundiales de la industria apuntan a la transformación de sus prácticas para encaminarse hacia el desarrollo de un turismo incluyente y sostenible, en el cual durante la planificación del servicio, en su desarrollo y en su etapa posterior, se brinden conocimientos para conservar y mejorar la calidad del entorno ecológico, biológico y cultural de la región.

Este es un camino por el cual se avanza gradualmente donde es necesario un compromiso constante con la responsabilidad social y ambiental.

Turismo responsable

Al hablar de turismo responsable se deben tomar en cuenta las características del destino, la comunidad de la localidad y las prácticas que desarrollan tanto los prestadores de servicios del área como el turista que la visita.

Este turismo ha de ser sensible y tolerante. Sensible porque apoya las políticas ambientales de la localidad y del entorno social, también por fomentar el apoyo a los derechos humanos y a los acuerdos laborales internacionales. Tolerante porque invita al turista pasivo a transformarse en uno activo, integrándolo al ámbito cultural y natural de la zona, convirtiendo a la actividad turística en una experiencia de aprendizaje sobre las costumbres y estilo de vida propio de los lugares a visitar; de esta manera el viaje no sólo es de experimentación sino de análisis, creando un valor agregado a la experiencia que viven los turistas.

Si deseamos disfrutar de las ventajas que nos ofrece el turismo para el bienestar humano debemos conservar los atributos paisajísticos, culturales y biológicos de los destinos. Por favor, seamos más consciente de nuestras prácticas al momento viajar o de prestar un servicio; ayudemos a fortalecer el turismo responsable.

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