«Saber no es suficiente, debemos aplicar. Desear no es suficiente, debemos hacer” JW. Goethe

En Venezuela, la aplicación de los principios del reciclaje ha pasado a ser un aspecto de menor importancia para los entes organizadores de campañas de educación ambiental a lo largo de los años. La mayoría de las campañas de concientización se han dirigido a enseñar a los ciudadanos a botar la basura en los pipotes, sin profundizar en la separación de los desechos por categoría. Esto es comprensible ante la evidente falta de conciencia de un gran porcentaje de la individuos quienes no disponen la basura en los lugares adecuados, generando la proliferación de plagas y por supuesto el aumento de los niveles de contaminación en suelos y agua, entre otros inconvenientes.

La saturación de los vertederos de basura en el país, ocasionada por la falta de gestión general en el manejo de los desechos es otro grave problema que debemos enfrentar y para su solución se amerita integrar en las estrategias de educación ambiental la formación de una cultura de reciclaje en el país.

Sobre el reciclaje

El término “reciclaje” se refiere al proceso que abarca el aprovechamiento de los materiales o productos ya utilizados para ser empleados como materia prima para la fabricación de nuevos productos. Éste proceso maneja como estrategia las 3R: reducir, re-usar y reciclar. En otras palabras, para consolidar un buen sistema de gestión de los desechos sólidos es primordial reducir la cantidad de desechos que generamos, re-usar la mayor cantidad de veces los materiales y/o productos y finalmente optar por el reciclaje.

Fortalecer la cadena de reciclaje

Para desarrollar y fortalecer un buen sistema de gestión de manejo de los desechos sólidos es primordial crear redes o alianzas, en otras palabras, es vital el trabajo en conjunto de individuos, comunidades e instituciones (incluyendo escuelas, centros comunales, instituciones, etc) y por supuesto gobierno. 

En este contexto, se hace primordial elaborar campañas y estrategias de educación ambiental que difundan ampliamente la información necesaria para cambiar los hábitos del individuo al momento de deshacerse de algún producto. Se debe hacer énfasis en la responsabilidad de cada individuo por los desechos que genera y eso implica no convertir en basura aquellos desechos que pueden ser reciclados. También es importante educar a la población sobre el cómo separar los desechos, cuáles materiales y/o productos pueden ser reciclados y cuáles no.

Los problemas existentes por el mal manejo de los desechos sólidos nos atañen a todos y sólo pueden ser solventados con la participación de cada uno de nosotros.

Haciendo de lado que en nuestro país existe una marcada desinformación información sobre el tema, afortunadamente hay grupos u organizaciones cada día más diversos y extendidos que fomentan la cultura de reciclaje. Algunos de estos grupos manejan planes educativos en escuelas y comunidades, así como otros poseen la infraestructura para reciclar.

Lamentablemente, en ocasiones muchos de estos pasan desapercibidos ante los ojos de la gran mayoría de las personas por falta de visión o fallas en sus estrategias de comunicación. Hay que saber distinguir entre botar basura y reciclar.

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