Dicen que los viajeros terminan convirtiéndose en cuentacuentos y hay quienes dicen que podrían oír atentamente algunas de mis historias hasta dormirse. Además de ser comunicadora social, «la maestría de hablar sobre cualquier cosa» durante horas, días y años desarrollada con una hermana de ciclos de vida me facilita un poco empezar a escribir este cuento.
Un cuento que empezó hace más de un año y sobre el cual ya es momento de hablar, cuyos capítulos se narran entre parques nacionales y reservas de América del Sur y de Oceanía. En realidad, estos son fragmentos, de borradores de cuentos, que aún se están hilando. De un sueño que diariamente se va transformando, de historias que llevo en mi alma y que ahora deciden dejar de fluir por mi garganta para expresarse entre mis dedos.
Esta vez, los pensamientos y recuerdos se expresan en letras, muchas veces se han expresado en silencio en puntos de croché que ahora se encuentran regados por el mundo; puntos de colores cargados de emociones y pensamientos, todos narrados en silencio.
Así inicia la historia, así inician los cuentos de las aventuras de Lilith in Dreamland