Una vez me preguntaron que por qué amo tanto viajar y por qué amo tanto la naturaleza. Lo único que vino a mi mente como respuesta fue «¿cómo explicas el amor?, simplemente lo amo».

Desde ese momento esas preguntas cruzan con frecuencia mi mente y me doy cuenta que se trata de la posibilidad de explorar, de verme reflejada en los detalles y de retornar a mi encuentro con nuevos conocimientos. Es como cuando conoces a alguien y llega el momento en que observas pequeños detalles de su piel, en los cuales deseas explorar para saber las historias detrás de ellos. Es observar esa pequeña cicatriz en su frente y descubrir que ambos tienen lunares muy similares ubicados en las mismas partes del cuerpo. Entonces, esperas en algún momento poder entregarte a indagar a través de sus ojos hasta el punto en que te empiezas a observar a ti mismo, porque “cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”

Y lo más hermoso ha de ser el poder retornar a tu individualidad acompañado de ese nuevo conocimiento, honrando el proceso que te permitió indagar en ese ser y en ti. Tal vez la clave es acompañar en el camino a la exploración, pero también en el retorno a la individualidad, sin prisa, sin dolor; honrando el encuentro.

Esto define mi amor por los viajes, mi amor por la naturaleza; simplemente es amor.

Publicaciones Similares