“La mayor parte de la gente confunde la educación con instrucción” Catalina Severo

En nuestra sociedad es evidente la pérdida de algunos principios que deben regir cualquier acción y relación que se desarrolle en nuestro entorno, ya sea entre familiares, amigos, vecinos u otros grupos y miembros de la comunidad. Muchos alegan como causa de esta situación el alto porcentaje de pobreza existente en el país, así como el bajo nivel de instrucción de muchos de los habitantes. Sin embargo, el principal problema es la falta de educación no de instrucción y se evidencia en los diferentes grupos socio-económicos del país. Por ende, se amerita que todos tomemos conciencia y colaboremos para lograr un cambio.

El deterioro en la educación se expresa de diferentes maneras, pero son el irrespeto, la intolerancia, la desconsideración y el egoísmo los que más claramente lo evidencian. En ocasiones, encontramos personas que en vez de enseñar o guiar a otra sobre sus fallos o errores, le grita,  critica o se burla de ella. En otros casos, están quienes botan la basura en la calle, parques o playas con la excusa de que “eso lo recoge alguien”. También quienes se encuentran en una cola y tocan corneta indiscriminadamente como si eso ocasionase que el tráfico desapareciera. Por supuesto, estas fallas generan otros innumerables problemas aún menos deseables como, por ejemplo, la inseguridad.

Para alcanzar el desarrollo integral del país, es necesario cambiar nuestros criterios de comunicación con los demás. Todos deberíamos fomentar el respeto y la solidaridad entre nuestros semejantes. Pero son aquellas personas que han tenido la oportunidad de recibir una educación integral o poseen principios y valores firmes las que más deberían colaborar en este aspecto. Se supone que a medida que aumenta su nivel de educación, la persona es más respetuosa, tolerante y solidaria.

Algunas de las acciones elementales que pueden contribuir al desarrollo educacional y comunicacional de la sociedad, y que además están al alcance de todos, son los de explicar y no gritar o criticar, dar el ejemplo, transmitir ideas y mensajes positivos, apoyar campañas o proyectos que promuevan buenas acciones y valores o, si se quiere ir un poco más allá, crear campañas educativas. No se trata de dar comida, dinero o algunas herramientas de trabajo a quienes menos recursos tienen, sino de brindarle apoyo y guía para que puedan analizar su entorno y actuar con una ética  responsable ampliando su visión respecto de los problemas que confrontan y salir de ellos sin condicionarse a otros.

Es posible por demás desarrollar un estilo de vida nuevo, con objetivos y sueños propios realizando una buena labor por los demás.

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