Apelando a la Conciencia Ciudadana

“Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días.” Ernesto Sábato.
“Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días.” Ernesto Sábato.
Con la llegada de las temporadas vacacionales, también arriban las inquietudes de diferentes sectores de la población por temas relacionados con la conservación y el mantenimiento de los espacios naturales. Esto se debe a la ausencia del sentimiento de pertenencia de muchos viajeros, quienes no asimilan que vivimos en un mundo formado por ecosistemas y que sus acciones afectan tanto a su entorno como a ellos mismos.El mal hábito de dejar latas y botellas en el suelo o en la arena, así como arrojar basura por la ventana del carro o dejar bolsas de basuras en cualquier parte de la carretera o en campamentos públicos, muestran el bajo nivel de educación de las personas y conlleva contaminación y pérdida del atractivo turístico de nuestros espacios naturales.Ciertamente, el turismo es una fuente importante de ingreso económico para las poblaciones y por ende el país. Pero el interés de obtener un beneficio directo de las temporadas vacacionales por parte los pobladores de zonas aledañas a los centros de mayor atractivo turístico, así como por parte de los entes gubernamentales, debe estar acompañado de un control del turista, así como de la información necesaria acerca de las condiciones de uso y disfrute de los espacios naturales.
Nuestra responsabilidad como viajeros
Pero también el viajero es responsable de conservar estos espacios. Principalmente, el viajero debe respetar la señalización de prevención y cuidados de áreas específicas en cada región, ya que éstas están adaptadas a las necesidades del entorno. Hay que prestar atención y acatar los mensajes de los carteles que, entre otras cosas, llaman a “No botar basura” en las playas (eso incluye colillas de cigarros, chapas, etc.) por razones obvias de salubridad y para la conservación de los espacios para futuras generaciones. Existen otros carteles que, como en el caso de la Isla Margarita, solicitan al visitante mantenerse alejados de determinados sectores de la playa por ser espacios donde las tortugas marinas han desovado. Otro ejemplo que cabe destacar, es el de algunos carteles de la Gran Sabana donde se les solicita a los turistas que saquen su basura fuera del Parque Nacional; esto, porque, por muchas razones, en él no existe un sistema apropiado para la recolección.
“La constancia es la virtud por la que todas las cosas dan fruto” Arturo Graf.
Pese a la persistencia de una cultura depredadora que tiene su razón de ser en la lógica económica que nos rige como sociedad, es notable el avance que en materia de conciencia ambientalista se está dando a nivel mundial. No son pocas las personas, instituciones y empresas que, por efectos del cambio climático, los eventos científicos y campañas educativas, manifiestan cada día su disposición de cambiar sus modos de vida o estrategias de producción y consumo; prefigurando así una mejor relación hombre-medio ambiente en el futuro inmediato.
Prueba que se está produciendo un lento pero sostenido cambio de conciencia ambiental, es la aparición de un segmento de consumidores, el denominado “consumidor ecológico”, conformado por personas con alta sensibilidad ambientalista que disfruta del contacto con la naturaleza, ya sea por practicar un deporte u otro tipo de actividad al aire libre, pero también ejerce una militancia activa en la defensa del ambiente. Estas personas, al igual que muchos otros individuos, expresan su compromiso con los valores conservacionistas integrando en su estilo de vida hábitos y tecnologías más ambientalistas para reducir el impacto que producen sus acciones en el entorno.
Las modalidades de consumo del consumidor ecológico suelen ser variadas y diversas: hay quienes se preocupan por adquirir productos y servicios menos contaminantes, más naturales, que ofrezcan algún beneficio al entorno, mientras a otros les interesa el tema del reciclaje, etc. En lo que sí coinciden los consumidores ecológicos es en la lucha porque se implante una eco-tecnología y, consecuentemente, haya una producción y consumo de eco-productos que generan menos impacto en el entorno. Es propuesta de los consumidores ecológicos, la utilización de fuentes de energía alternativas (el biodiesel, luz solar, etc) o la administración moderada del consumo de las energía convencionales (electricidad, gasolina), el agua, lo que contrarresta la inversión inicial de adquisición con una economía de los costos de producción a mediano y largo plazo en el caso de las empresas, y economía en los gastos de los servicios (electricidad, agua, gas, etc.) en el caso de los individuos.
Es de pensar que con la aparición de este nuevo segmento de consumidores, cambiarán gradualmente las tecnologías de producción de bienes y servicios. Los productores no pueden ignorar la aparición del “consumidor ecológico”, ya que, en lo sucesivo, la demanda y los beneficios dependerán en mucho de las ventajas ambientales que ofrezcan los productos.
Hay, en fin, muchas formas de reducir la producción de basura doméstica: sustituyendo unos productos por otros; consumiéndolos al máximo, etcétera. Depende del renglón y las circunstancias. Los artículos desechables de plástico, por ejemplo (cubiertos, platos, vasos, botellas de agua o refresco, etc), pueden ser sustituidos por otros, en la oficina, por tu propia taza, vaso y juego de cubiertos. También las baterías desechables de los artefactos electrónicos, pueden ser reemplazadas por baterías recargables, aunque éstas también son fuente importante de contaminación. Se puede igualmente ahorrar papel y generar menos contaminación, utilizando ambas caras de cada hoja de escribir o utilizar una pizarra para las notas del día. Disponer de un termo para el agua o jugo evitando así en lo posible comprar estos productos en botellas desechables. El uso de bolsas de lona para hacer mercado, así como la reutilización de las bolsas plásticas, son otras prácticas de consumo que contribuyen enormemente con la integridad del medio ambiente y resguardan nuestra economía.
La vida verde es, como puede verse, una estrategia que no sólo nos permite establecer y disfrutar de una relación armoniosa con el medio ambiente, sino también a mejorar notablemente nuestra capacidad de ahorro.
Tus acciones EDUCAN
Conócete, acéptate, supérate
(San Agustín)
No es fácil, sin embargo, adoptar un estilo de vida verde. La sociedad, decía Emilio Durkheim –padre de la sociología-, pesa moralmente sobre el individuo. En ocasiones, las personas se sienten cohibidas de emprender un activismo ambientalista por la presencia de obstáculos como el temor a ser juzgado por los demás, la falta de información sobre el tema y la ausencia de entes que contribuyan a dar continuidad a sus iniciativas. La necesidad de ser aceptado por los pares conlleva muchas veces el sometimiento del individuo a los designios del grupo y si una persona no posee suficientes convicciones acerca de su activismo, puede que sucumba ante los valores depredadores que predominan.
Por ello, debemos manejar la información adecuada para afianzar el por qué de nuestras convicciones y poder así defender con propiedad el estilo de vida responsable frente a las críticas que ésta pueda generar. Importante es hacer consciente el motivo por el cual actuamos de esta y no de otra manera, así como reafirmar nuestro carácter y sistema de valores para poder asumir actitudes con firmeza y no dejarnos contaminar por las actitudes pesimistas de los demás. Los cambios en general no se dan de un día para otro y menos en un ámbito tan complejo como el de las relaciones hombre-ambiente donde se requiere una modificación de conducta. En este campo es común recibir críticas o comentarios pesimistas por parte de personas incrédulas o insensibles que pueden más bien socavar nuestro comportamiento.
Pero la lucha es luchando. En la medida en que las personas se acepten a sí mismas como consumidores responsables y pregunten o exijan información sobre el tema, el mundo se irá adaptando gradualmente a sus exigencias. Recordemos la frase “el cliente siempre tiene la razón”, la cual refleja la importancia que tiene el consumidor dentro del sistema de comercio. Realmente el mundo económico se mueve en torno a las exigencias del consumidor. Si bien los productores buscan siempre generar necesidades muchas veces artificiales para poder vender sus productos, al final ellos terminan adaptándose a las exigencias del mercado. De allí que si el consumidor toma conciencia de su poder en la economía y empieza a demandar productos con un envase básico, que a la vez sea retornable, reciclable y/o que provengan de materiales ya reciclados, las empresas empezarán a cambiar sus tecnologías de producción y a satisfacer sus requerimientos ecológicos.
No olvidemos tampoco luchar por un buen sistema de reciclaje en la localidad. Muchas personas suelen interesarse por el reciclaje, y en efecto, separan apropiadamente los residuos en sus casas, pero lo hacen solamente en su casa y no en la oficina u otros ámbitos donde se desenvuelve su día a día porque desconocen los alcances de esta técnica o no cuentan con un ente que procese la basura adecuadamente una vez que éstos son sacados de la casa. Debemos entonces focalizar los obstáculos para exigir a los organismos competentes la creación de estrategias orientadas a solventarlos. La responsabilidad de la Municipalidad, por ejemplo, no se reduce en sacar la basura de las casas y llevarla al relleno sanitario. También es su deber procesarla adecuadamente.
Cada día hay más personas interesadas en llevar una vida verde, entendiendo este término como la adopción de hábitos que integramos a nuestra vida con el fin de causar menos impacto en el ambiente, en otras palabras, se busca vivir en armonía con la naturaleza o por lo menos reducir el impacto que producen nuestras acciones del día a día en ella.Para obtener cambios a gran escala debemos empezar por cambiar nosotros internamente. No me refiero a cambios drásticos en nuestro estilo de vida, pero sí empezar a actuar de manera activista frente a esta problemática, asumiendo prácticas que colaboren de alguna forma con la conservación del medio ambiente; debemos estar conscientes de nuestro entorno.
Con pequeños hábitos que vayamos asumiendo, podremos lograr grandes avances.
Como sabemos, uno de los principales problemas es la basura que generamos, por lo es necesario buscar la manera de disminuir dicha producción. Para eso debemos estar más alerta y conscientes acerca de lo que adquirimos y usamos, es importante tomarnos unos minutos antes de comprar algún bien o servicio y preguntarnos ¿realmente necesito esto?, ¿qué influencia o impacto tendrá esto en nuestro medio ambiente?, ¿cuánto tiempo posee este producto de vida útil?, ¿generará más basura?, ¿el empaque del producto está hecho con materiales reciclados?, ¿se puede reciclar el envase del bien o el producto en sí una vez utilizado? ¿son productos o servicios ecológicos?, dependiendo del caso ¿cuánta energía consume?, ¿existe algún producto que posea las mismas características del que busco, pero que ofrezca más beneficio al ambiente?, etc. Luego, si este genera algún residuo o desecho (lo cual es muy probable), ésta se debe reciclar, por lo que obviamente debemos manejar información sobre qué y cómo reciclar; finalmente, sigue siendo nuestra responsabilidad saber qué pasa con estos desperdicios luego de haberlos sacado de nuestros dominios (casa, oficina, etc.), por lo que debemos exigir a los entes gubernamentales que generen mecanismos para procesarlos o al menos tenemos que informarnos sobre las empresas que colectan los desperdicios reciclados y los transforman, así podremos crear estrategias de apoyo con estas compañías, de esta manera daremos continuidad a nuestra iniciativa y habremos asumido toda nuestra responsabilidad al respecto.
Es importante ir avanzando, poco a poco, en nuestro activismo hacia el ambientalismo, integrando en nuestros horarios y actividades costumbres que permitan desarrollar este estilo de vida que queremos adoptar. Existen organizaciones que promueven actividades en beneficios de la recuperación del ambiente, ya sean reforestación de determinadas zonas, jornadas de limpieza, entre otras. Éstas podemos realizarlas en un horario que nos convenga, en muchas ocasiones se pueden adaptar a algunas de nuestras rutinas como pasar un día en la playa, parque o montaña, pero agregando alguna de las actividades con fin conservacionista.
Es vital comportarnos de manera activa no sólo en nuestros dominios, también en nuestras comunidades, educando sobre la temática ambiental y comunicando los pocos conocimientos que tengamos sobre el tema, así daremos apoyo a estas acciones, recordemos que vivimos rodeados tanto de personas como de otros seres vivos y que la interacción entre nosotros y ellos es lo que nos permite y permitirá vivir, así como disfrutar de los recursos que la naturaleza nos ofrece.